viernes, junio 08, 2007

Mitla y Monte Albán S/N

Jugábamos jockey con los trapeadores a al cuenta de ¡1,2...8!, Rocío inventaba historias donde éramos piojos y garrapatas habitantes de un funcionario hindú... No, yo no quiero ser concejal, ándenles, no... "Pero es que ganarías como por veinte votos" Es que no... Mejor Rocío Coss...
Y la flaca la hizo por diez meses, diez en que aprendimos a redibujar los logotipos de la NBA en el libro de texto de física. Hordas de señoritas pepsi-colas desgarraban sus vestiduras por el grupo del no-momento: "Garbo". O por los chicos maricas que instalaban el equipo de sonido (incluían "La Cabra"), volviéndose locas (o embarazadas).
Los mejores desayunos: Con Vidal fresas con crema; con la familia de los lonches, unos buenísimos y de salchicha, aunque no me quieran creer; y enel último puesto, la señora de la receta de las Tortas Gemma...
Me acuerdo cuando hacía rendir los treinta minutos del primer receso (había dos) y con mis amiguillas íbamos a ver qué veíamos atrás. Una vez Dalia se encontró un condón usado y lo tomó entre sus dedillos pintarrajeados: "¿Qué es esto?" Y la respuesta concurrida: "Tsguácalas".
El hermano de Dalia me vendió por 75 pesos unos videos VHS de una banda que no quiero reconocer como banda. ¡Re caros! Con Adriana "la metralleta" me regresaba a mi casa caminando. A veces nos acompañaba el insípido pero buena onda maestro Rodríguez, de educación física, momentos que aproveché para aconsejarle que me pasara porque según esto yo sufría de pie plano y no podía hacer ningún ejercicio. "Pero para la tabla gimnástica sí quiero que participes" ¡Tonioniong! "Mejor yo invento todas las porras y me visto de la mascota". Y que acepta. Y que Jésica y Erika me ayudan a que las 44 compañeras corearan nuevas porras jiribillescas con lemas chidos para la secundaria cinco...
Me acuerdo cuando Adriana se fue a descansar al pastito, y la respuesta fue un balonazo en la cara: ¿Estás bien? Le preguntamos preocupadas, y con la caras rojas de risa...
Lupe y Claudia, las bailadoras de banda y "más putillas".
"¿Con cuántos te has acostado, Isis? Qué mala onda, nosotras ya te dijimos..."
Y que me voy con la prefecta a eludir la conversación, niñota, con una bolsa de plástico en mano.
"¡Prefecta! ¡Ya llegó por quien llorabas!"
"Debieras estar en tu salón"
"¡Noooo, tú me amassss!"
"Mh, ándale, vete o te reporto"
"¡Noooo! ¡Tú quieres mi autógrafo!"
Y entonces le acercaba la bolsa de plástico, cogía un plumón para pintarrón y garabateaba algo.
"Ahí te lo dejo. No lo vayas a vender, me romperías el corazón".

Se paseaban por los pasillos y por los mismos, de mi memoria, Cuquita: la del cabello esponjado... Gabriela Mercado: la maestra de matemáticas a la que yo no le caía tan bien. Recuerdo el griterío: "¡Ya llegó "la peluquín"! ¡Ya llegó Civismo!"
Y en tercer año, cuando nos tocó lavar todo, Erika Fullen me la sentenció: "O dejas de ser tan enfadosa o te voy a madrear".

C a m b i a s t e m i v i d a . . .

O me dio miedito y me puse a pensar, todo el día, si la mayoría de gente más bien me aguantaba: encimándomeles, saltando sobre sus cabezas con una suéter como capa ("Soy Batman"), o todas las veces que me cambiaron de lugar (adelante) por alburear en clase y provocar un mini caos. O la vez que nos pusieron un casete con una historia plañidera, al estilo poema-recitado-por-paco-stanley que se llamaba "Sólo tengo 17 años". Y cuando no lloré me dijo Rosa: "¿Qué no eres sensible?"
Me gustó mi uniforme, y las veces que no me hice la pinta pero pensé en hacerlo. Me gustó tener inmunidad a la hora de educación física y preparar un acordeón para el examen de física (encontrado, ni pez). Me gustó el pastito y la sala de máquinas de escribir. Me gustó-da- la secundaria y la vez que interpreté al cura que casó a Romeo Y Julieta (en inglés).
Etc.

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